La fibra de abacá (Musa textilis) ha sido utilizada desde el siglo XX en la fabricación de cuerdas, textiles, muebles y otros productos comerciales. Aunque su uso disminuyó con la intensificación de la fabricación de polímeros sintéticos durante la Segunda Guerra Mundial, en los últimos años, las fibras naturales han resurgido gracias a las políticas mundiales dirigidas a mitigar el daño ambiental provocado por estos polímeros. Esto ha abierto nuevas posibilidades de desarrollo comercial para el abacá.

El abacá es un cultivo sostenible que contribuye a la diversificación agrícola, disminución de la deforestación, conservación de bosques, reforestación y estimulación de sistemas agroforestales. Además, tiene un impacto positivo en la conservación de la biodiversidad y el agua, mejora la estética del paisaje rural y dinamiza la economía.

La fibra de abacá, extraída del pseudotallo de la planta, es 100% biodegradable y reciclable, capturando 232 toneladas de dióxido de carbono por hectárea. 

Actualmente, gran parte del material procesado de abacá se utiliza en la fabricación de papel de alta calidad, bolsas de té y filtros. Además, es ampliamente usado en la industria automotriz para la fabricación de partes interiores de vehículos. El abacá es preferido para la elaboración de cuerdas debido a su enorme resistencia a la tensión y su durabilidad frente a elementos naturales como el agua dulce, el agua salada, el viento y el sol.

La fibra de abacá es considerada un sustituto potencial de la madera en la producción de pulpa de papel debido a sus excelentes propiedades mecánicas (tensión-flexión) y químicas (14% lignina). También se ha incursionado en su uso en aleaciones con otros materiales para aplicaciones industriales, agroindustriales, automotrices, aeroespaciales y en la sustitución de la fibra de vidrio en compuestos termoplásticos.